Sanar nuestras heridas

En Bienestar por Ale Prieto

rejaDe acuerdo con algunas teorías que hablan del crecimiento personal los seres humanos venimos a este mundo con una misión que, inclusive, se determina antes de nacer y que se confirma a través de la creación de las heridas del alma que se forman en los primeros años de vida a través de la relación con nuestros padres y que tienen como fin el que las descubramos para sanarlas y así pasar a un mayor nivel de conciencia.

Una persona puede presentar una o varias heridas a lo largo de los años y dependiendo de las situaciones a las que se enfrente habrá una que predominará entre las otras y que será como un sello distintivo que defina en gran medida su personalidad y su manera de reaccionar ante el mundo; esta herida requerirá de una mayor atención para sanarla.

Las heridas del alma influyen en diversos aspectos de las personas como el contar con ciertas características físicas, el desarrollar determinadas enfermedades, la forma en que se comporta y se relaciona con su entorno, entre otras cosas; de hecho en algunas personas las heridas son más profundas y notorias que en otras. No es sino hasta la edad adulta cuando las heridas se manifiestan en forma más evidente, ya que durante la niñez y la adolescencia pueden variar y modificarse por distintos factores.

Se dice que saboteamos nuestra felicidad al actuar desde nuestras heridas, sin embargo su proceso de sanación solamente podrá iniciar al reconocerlas como parte de nuestro plan de vida y como las grandes maestras del camino personal; de esta manera el cometer errores y actuar a partir de estas es parte de este proceso de crecimiento.

¿Pero cómo podemos sanarlas? Hoy en día existen diversas alternativas para desarrollar un mayor estado de conciencia tales como la terapia, la meditación, los talleres de desarrollo humano, entre otras, pero en mi experiencia personal y como psicoterapeuta es a través del perdón hacia uno mismo y hacia los otros la manera en que podemos comenzar a progresar en este sentido.

Otra manera de hacerlo es al estar atentos a los momentos en que actuamos desde nuestro ego; es decir, cuando buscamos manipular y controlar situaciones o a los que no rodean en lugar de aceptar las circunstancias tal cual son y permitir que los otros también se equivoquen, aun cuando no estemos de acuerdo con ellos y pensemos que están errando, finalmente cada quien tiene que vivir su propia experiencia.

Actualizar y satisfacer nuestras necesidades es otra manera de crecer, esto quiere decir que seamos capaces de reconocer las necesidades reales contra las impuestas, incluso cuando impliquen el separarnos del deber ser.

Recordemos que somos los únicos responsables de construir nuestro destino a partir de las decisiones que tomemos; la familia, la pareja, los amigos, los colegas de trabajo, todos ellos nos fueron puestos en el sendero de la vida como maestros, no es sino a través de la manera en cómo nos relacionamos con los otros y con nosotros mismos que sanaremos nuestras heridas del alma.

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